El Profesor Dr. Antonio Brailovsky disertará en el panel "10 jóvenes ecologistas" el día 11 de noviembre a las 11.20 en el Auditorio Sarmiento de la Universidad de Belgrano (Zabala 1837). Vea a continuación una nota al Profesor Dr. Antonio Brailovsky:
“Pensar globalmente, actuar localmente"
Antonio E. Brailovsky, especialista en temas ambientales, escritor y periodista de prestigiosos medios internacionales, dialogó con el Equipo Aprender en torno a la problemática de la Educación Ambiental, señalando que “Mi generación deja un ambiente peor que el que encontró. Por eso creo que el aporte de la Educación Ambiental es hacer visible los problemas, no los tapemos”.
El escritor visitó nuestra provincia en el marco de la presentación del libro “La Educación Ambiental en Entre Ríos, Estrategias y Perspectivas“, en el cual colaboró como revisor. Aprovechando su estadía, le consultamos acerca de las concepciones relativas al medio ambiente, y la inclusión de estos temas en el sistema educativo.
¿Como se fue construyendo al ambiente como objeto de estudio en nuestro país?
¿Como se fue construyendo al ambiente como objeto de estudio en nuestro país?
Aquí siempre hubo una especie de movimiento ondulante de acercamiento y alejamiento en relación con el ambiente. Los primeros planteos de conservación de recursos naturales son de Manuel Belgrano, postulando la necesidad de la protección de los bosques y suelos, delineando estrategias de lo que hoy llamaríamos uso sostenido o sustentable de los recursos naturales. En este sentido hay permanentes idas y vueltas, un avanzar y retroceder, podemos encontrar normas ambientales urbanas de la época colonial, pero olvidadas al principio de la independencia, otras introducidas por Rivadavia y recuperadas por la generación del 80’, vinculadas a las epidemias de fines de siglo XIX.
En nuestro país, históricamente, hemos tenido la dificultad de poder consolidar algo, estamos siempre empezando y de tanto en tanto viene alguien que dice “ahora sí, acabo de descubrirlo…”, pero no es así, ya lo empezó a plantear Belgrano, tenemos que recuperar esas continuidades.
¿Cuando comienzan a aparecer concepciones mas integrales de la cuestión ambiental?
La mirada integradora respecto al ambiente aparece en documentos de las Naciones Unidas en la década de 1970, aquí fue poco atendido por la situación en la que se encontraba el país.
Con la recuperación de la democracia, se empieza a hablar de ambiente según la concepción actual, que integra naturaleza, sociedad; ese vínculo entre lo natural y lo social, y la aproximación a partir de las Ciencias Naturales a las ciencias sociales, crece desde grupos pequeños hasta una cuestión social más amplia.
El sistema educativo empieza a tomar estas nuevas miradas respecto al ambiente a comienzos del siglo XXI, todavía en los 80’ y los 90’ buena parte del Ministerio de Educación de la Nación y las jurisdicciones provinciales sostenían que no existían las ciencias ambientales, sino un conjunto de ciencias que tienen que ser estudiadas por separado.
La idea de convergencia, de articulación entre las ciencias es muy tardía en nuestro sistema educativo porque, justamente, está organizando separando todo. Aún hoy, cuando llega un ambientalista a alguna institución, se escucha: “Llama a la de naturales…” y los docentes de ciencias sociales se alejan pensando que esos temas no les competen.
¿Y cómo se podría trascender esos lugares comunes para tener un abordaje más complejo del tema ambiental?
El trabajo tiene que ser continuo e ir convenciendo a todos, teniendo presente la percepción del mundo real. En este sentido Paulo Freire decía, un tanto groseramente: “el sistema educativo formal responde preguntas que nadie se formula“. La gente vive su ambiente, se trata de asomarse al mundo real y a partir de ello, reconocer que los libros generan una realidad que no siempre coincide exactamente con la realidad del mundo, tiene que haber un permanente ida y vuelta.
Un caso ejemplar de esto es ver esos chicos en Salta, dibujando ballenas bajo la consigna de “salven a las ballenas”, me parece bárbaro pero no sé cómo se puede salvar a las ballenas en esa provincia. Esto esta vinculado a que la escuela viene con una larga tradición de enquistarse, de generar un universo cerrado.
Hay un mundo en la puerta de la escuela y tenemos que plantearnos cómo lo analizamos y también cómo aceptamos que hay problemas, porque en ultima instancia, nuestro sistema está diseñado para integrar a los alumnos, principalmente niños y adolescentes, a un mundo adulto que funciona o parece funcionar. Bajo esta concepción, es que podemos decir: “que gran tipo S. José de San Martín que deja un país mejor que el que encontró…”; de Sarmiento en relación con la educación; o Albert Einstein vinculado a la ciencia.
Ahora, cómo aceptamos que, al menos mi generación deja un ambiente peor que el que encontró. Por eso creo que el aporte de la Educación Ambiental es decir “hay problemas”, no los tapemos.
Durante mucho tiempo nuestro sistema educativo jugo a tapar los problemas, entonces en Buenos Aires hablamos de la cuidad o del microcentro, pero no tratamos el tema de las villas de emergencia, hablábamos del Río de la Plata o de La potabilización del agua, pero no de la contaminación del riachuelo.
El sistema educativo tiene que aceptar que hay problemas, que existen conflictos sociales y entender que la manera de empezar a resolverlos es discutiéndolos. Esto también implica aceptar que ni el docente ni el sistema educativo, o el sistema institucional, tiene todas las respuestas. Nadie sabe bien qué vamos a hacer con el riachuelo, cuándo lo vamos a terminar de limpiar o qué conflictos técnicos, económicos y políticos hay en juego.
Las nuevas generaciones se muestran más comprometidas con los problemas ambientales, ¿cómo responder o contribuir a ese compromiso?
Yo creo que, como adultos, es fundamental mantener coherencia de conducta. En este sentido he visto en cursos para dejar de fumar, que una alta proporción de fumadores expresa que quiere dejar ese hábito por pedido de sus hijos. Yo creo que los chicos confían en que pueden proponer cosas esperando coherencia de nuestra parte.
Conozco un montón de proyectos educativos que funcionaban cuando el docente actuaba de manera coherente, y también escuche en otras escuelas que aunque se presentaban proyectos ambientales, los chicos no se interesaban en participar, pero en esas instituciones entrabas a la sala de profesores y al humo lo cortabas con tijera.
Si no somos capaces de limpiar el humo de una habitación, cómo vamos a solucionar el problema de la atmosfera del planeta tierra. Empecemos por la habitación y mostremos coherencia.
En la presentación de la obra pedagógica “La Educación Ambiental en Entre Ríos, Estrategias y Perspectivas”, refirió que nuestra provincia posee una historia interesante con respecto a estos temas.
Cuando se forma el sistema de enseñanza media del país, existen dos grandes hitos en el siglo XIX, uno de ellos es el Colegio Nacional de Buenos Aires, y otro el Colegio Nacional de Concepción del Uruguay, impulsado por Urquiza. En Buenos Aires lo que se hace es formar a la clase dirigente con el modelo de la burguesía francesa, entonces interesaba mucho aprender a trabajar con los verbos irregulares del griego y latín; traducir a Homero a su idioma original y ese tipo de cosas. En definitiva, generar un estado de valores enquistados.
La pedagogía del colegio de Concepción del Uruguay, me impresionó mucho, ya que incentivaba al alumno a intervenir en su propio espacio. Llegaba con su valijita y se encontraba con un espacio vacío y allí le decían: vaya a la carpintería que le van a enseñar a hacer un banco; ese mismo banco luego era donado a otra institución para repetir la misma experiencia al año siguiente con un nuevo alumno. Lo mismo sucedía cuando se le rompía la ropa o el calzado, tenía que concurrir a la sastrería o la zapatería.
Algo similar ocurría con los trabajos de geografía, ya que el trazado de los lugares se hacía a lomo de mula o caballo, junto con el profesor de geografía, para levantar el mapa de la provincia.
Esto constituye otra concepción, también para formar una clase dirigente pero comprensiva acerca de lo que significa el trabajo, lo que es usar las manos, conocedora del territorio, en este caso el medio natural y social. A mi me gustaría que aquella pedagogía del Nacional de Concepción del Uruguay, se usara en muchos sitios.
En Buenos Aires, tanto en la ciudad como el la provincia, hemos visto un sistema educativo cerrado, donde todos miramos para dentro, o estudiamos con libros e Internet, pero no muchos colegios conocen lo que sucede a dos cuadras de la institución.
Debemos preguntarnos acerca de lo que ocurre en nuestro entorno si hay una fábrica que contamina, un arroyo en riesgo, un espacio verde, o un asentamiento precario. Saber acerca del contexto de la escuela y cuáles son sus problemas.
Creo que cuando miremos más de cerca los problemas, pero ¡ojo! tiene que ser la mirada profesional del docente, ya que a veces se cometen errores reemplazándola por otras perspectivas como las de las ONG, y en este sentido, cuando yo voy al hospital el que me cura es el medico, no el vecino.
En la escuela el que da clases y analiza los problemas es el docente, después las ONG también tiene lo suyo para aportar desde el punto de vista ciudadano, pero el lugar de quién observa y analiza los problemas sin eludirlos, es el docente, y eso no debe resignarse nunca. (Fuente: Equipo @prender)
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